jueves, 9 de junio de 2016

CAPÍTULO 68 DE RAYUELA.(Interpretación) Rebeca

A penas él le acariciaba la sien, a ella se le agolpaba el amor y caían en pasiones, en salvajes caricias, en besos exasperantes. Cada vez que él procuraba controlar las emociones, se enredaba en un quejido quejumbroso y tenía que posicionarse de cara al cabecero, sintiendo como poco a poco las sábanas se caían, se iban deslizando, disminuyendo, hasta quedar tendido como el ave de Hermes al que se la han caído unas plumas de libertad. Y sin embargo era a penas el principio, porque en un momento determinado ella se acariciaba los pechos, consintiendo en que él aproximara suavemente sus deseos. A penas se abrazaban, algo como un círculo de emociones los arropaba, los rodeaba y unía, de pronto era el ciclón, la marea rebelde de las playas, la tormenta emocional del deseo, los sentimientos del amor en una sola persona. ¡Evohé! ¡Evohé! Acostados en la cama del paraíso, se sentía suspirar, pasiones y seducción. Temblaba el suelo, se vencían las sábanas, y todo se ahogaba en un profundo gemido, en lágrimas de auténtica pasión, en caricias casi crueles que los abstraía hasta el límite de las emociones.


Rebeca Pérez Torres 4ºC.

No hay comentarios:

Publicar un comentario